La mayor parte de las personas, se desesperan al ver una abeja cerca. Manotazos al aire para ahuyentarlas, quedarse quieto con cara de pánico hasta que se vaya, gritos expresando que se padecen alergias y una picadura podría ser mortal, como si la abeja fuera a tener piedad y dejarnos en paz, son algunas de las estrategias de “supervivencia” que establecemos los humanos, ante la aparición de estos insectos.
Hace poco tiempo, un estudio reveló que las abejas están en extinción. Algunos pensarán que es una buena noticia, porque van a poder disfrutar de los espacios naturales sin andar corriendo. Pero, qué pasaría si nos enteramos que, en realidad, la extinción de las abejas implicaría dejar de ver el mundo como lo conocemos hasta ahora?
Además de ser unos bichitos que vuelan de flor en flor y que producen la deliciosa miel, las abejas tienen un rol preponderante en la producción de alimentos y en la biodiversidad.
En términos muy básicos, la polinización es el proceso de transferencia del polen de una flor a otra, lo que hace posible la producción de semillas y frutos.
El transporte del polen, es realizado por los llamados “agentes de polinización” (agua, viento, insectos, aves, entre otros) siendo las abejas uno de estos prinicipales agentes.
En los casos en que la polinización se produce por la interacción entre una planta y un animal, se da una relación de mutualismo, donde ambos se benefician.
En los ultimos años, los polinizadores han sufrido grandes pérdidas en su población. Los motivos son variados: plaguicidas, altamente tóxicos, utilizados en la agricultura para combatir plagas; la pérdida y deteriorioro de sus hábitats naturales; el tristemente célebre cambio climático, entre otros.
Cuáles son las consecuencias de la extinción de las abejas?
Debido a que estos insectos son responsables de la reproducción de la mayor parte de las especies vegetales de nuestro ecosistema, el 75% de las plantas que conocemos podrían morir antes de reproducirse. Naranjas, tomates, paltas, duraznos, por nombrar solo algunas, dejarían de existir.
Lamentablemente, todo tiene un precio hoy en día, por lo que si la pérdida de ciertos alimentos, no es suficiente para despertar a los más escépticos, hablemos de lo que le costaría económicamente al mundo la pérdida de agentes polinizadores.
Se estima que el valor económico de la labor de polinización de las abejas y otros polinizadores para la agricultura, es de unos 265.000 millones de euros anuales en todo el mundo. Aunque resulta difícil ponerle números a una labor tan importante como alimentar a la población mundial y darle continuidad a la vida en la tierra.
Y ahora qué?
Revertir esta situación no es fácil. Se necesita un cambio en la agricultura, que pase de ser meramente industrializada a una más sana y amigable con el ambiente.
Por otro lado, se necesitan controles y normas más severos para los plaguicidas y otros productos que se utilizan en el proceso agrícola.
Pero no solo podemos esperar soluciones de los gobiernos y las empresas. Como consumidores, podemos elegir productos orgánicos certificados, que se produzcan en armonía con la naturaleza, sin el uso de productos tóxicos que no benefician a ninguno de los seres que habitamos el planeta.
En nuestro país existen cada vez más marcas que nos aseguran alimentos y productos sustentables, por lo que la decisión es nuestra.
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