Ya pasó un mes de MOLA Evento, sin embargo, por acá seguimos procesando todo lo visto y aprendido. Es que cuando algo te deja pensando por tanto tiempo (y seguro seguirá haciéndolo) es porque dejó huella. Y de eso se trata, de seguir aprendiendo sobre sustentabilidad, ecología, consumo responsable y más.
Como se había anunciado, la idea es irles contando lo que vivimos en tres conferencias a las que pudimos asistir. En esta oportunidad es el turno de Eduardo Iracheta, quién habló de Derechos Humanos, Moda y Agua.
Eduardo Iracheta es Consultor en Desarrollo Sostenible, especializado en Responsabilidad Social Corporativa y Marketing Sostenible, según él mismo se presenta en su sitio web www.iracheta.es
Iracheta participó en diferentes instancias durante MOLA, pero en esta oportunidad se analizarán los prinicipales concepto que expuso en el CCE, el veintiseis de mayo pasado.
En esta edición MOLA tuvo como ejes centrales “Agua y patrimonio”, teniendo gran importancia que así sea, ya que el agua es uno de los recursos que más padece a la industria de la moda. Diferentes procesos de esta industria terminan vertiendo sus residuos al agua y, si no hay un buen tratamiento, puede ser letal para ecosistemas y poblaciones, tanto humanas como otras especies animales.
Iracheta expuso números realmente alarmantes sobre cuántos litros de agua se necesitan para fabricar algunas prendas. Esa remera blanca de algodón que consideramos “básica” en cualquier armario, requiere dos mil setecientos litros para su fabricación. Es alarmante si pensamos cuántas de estas remeras hemos comprado a lo largo de nuestra vida y hacemos números pensando en cuántas se venden en el mundo diariamente. Tres años de consumo promedio de una persona, se van en una remera.
Algunas personas en el mundo recorren seis kilometros para acceder al agua que consumen, por lo que cuando hablamos de moda, procesos, agua, no estamos hablando meramente de procesos industriales; estamos hablando de dignididad, salud, acceso a los recursos básicos para satisfacer las necesidades humanas primarias, como explicaba Iracheta.
Eduardo es experto en ODS de Naciones Unidas (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y en su exposición le dio gran importancia a la “Interdependencia de los Derechos Humanos”.
El hecho de que existan poblaciones sin acceso directo al agua, repercute en la salud:
porque 1,8 millones de niñas/os mueren por enfermedades provocadas por cuestiones relacionadas al agua (contaminación, falta de acceso, etc); pero la falta de agua también agrava la situación de discriminación de las mujeres, que se ven relegadas a tareas de recolección de la misma, siendo este un trabajo tedioso y en casos peligroso.
Asimismo, el acceso al agua puede influir en el estado de paz de los países y comunidades, debido a que se dan situaciones violentas, exponiendo a las personas a inseguridad, abusos y otros.
El Derecho al Agua es el que tenemos todos a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico, según expuso Eduardo. Pero en nuestro mundo actual, esto no es más que una definición. De hecho, Iracheta exponía números realmente dificiles de procesar: “dosmil cien millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua segura y facilmente disponible en el hogar”, mientras “cuatromil quinientos millones carecen de instalaciones de saneamiento seguras”
Si bien todos sabemos lo que el agua significa para el cuerpo humano, no siempre se valora la necesidad de cuidarla y cuántas son las formas de descuidarla que existen; la moda es una de ellas. Los procesos textiles pueden ser sumamente crueles con el ambiente y en especial con el agua.
No tenemos en nuestras manos la solución mágica que convierta todos los procesos de la industria textil en unos inocuos, sustentables y económicos, pero si podemos elegir cuántas vidas darles a nuestras prendas, qué marcas queremos consumir, qué tipo de consumidores queremos ser.
Pensar fuera de la caja, escuchar a los que saben (como es el caso de Eduardo) nos ayuda a interpelarnos sobre el tipo de vida que estamos llevando y qué tan cerca de vivirla estamos. Ser integralmente sustentables es un trabajo arduo y largo, pero gratificante.
Cómo nos relacionamos con el agua y con la moda? La pregunta queda hecha, ahora toca revisarnos y tomar acción.
Nota: Agradezco a Eduardo Iracheta por haber revisado este trabajo y permitirme hacerme eco de sus palabras.
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