Egocentrismo vs. Ecocentrismo

Una de las ideas más populares, hasta el momento, en cuestiones de existencia humana, es que somos superiores al resto de los animales (porque nos guste o no, eso somos, animales)

Aristóteles, Kant, Descartes, entre otros, han esgrimido argumentos en favor de este pensamiento, por lo que se ha instalado casi como una verdad sacramental.

Aparentemente, nuestra “evolucionada forma de vida”, nos convierte en animales superiores que no solo tenemos la capacidad de ser superiores al resto de los seres con los que copartimos la tierra, sino que además, tenemos algo parecido a una “obligación moral”, de manipular su destino y existencia.

El concepto de que somos superiores, está instalado en el pensamiento humano de tal manera, que toda nuestra vida, proyección y supuesta evolución, se basa en el uso y abuso que realizamos sobre el ambiente, incluyendo seres y recursos.

Industrias, formas de vida, la economía mundial, se construyen y desarrollan, desde la convicción de que todo lo que se nos ha dado en la naturaleza (no importa en este momento quien o cómo) es nuestro y tenemos el derecho y el deber, de ponerlo a nuestra disposición del modo que más nos convenga.

En este pensamiento es que nace una desmedida ambición por controlarlo todo y más que nada, dominarlo todo.

El especismo es un término aceptado por la Real Academia, que significa "discriminación de los animales por considerarlos especie inferior”; conectado con el Antropocentrismo, que pone por encima de otros seres vivos, las necesidades del ser humano.

Basados en el especismo, determinamos nuestras práticas, nuestra alimentación, entre otros. Pero más allá de los animales, este concepto incluye la actitud en general de considerar a otras especies inferiores, por razones de inteligencia, incapacidad de sentir dolor, expresar emociones, entre otros.

Son infinitos los fundamentos que han dado las diferentes ciencias y disciplinas para explicar que el ser humano posee características que lo hacen amo y señor de todo lo que lo rodea. Pero aún en el caso de que consideremos que es cierto que somos los dueños de todo, nada justifica ni explica que debamos, por eso, abusar de todo hasta agotarlo. Nadie se hace millonario, con el deseo de gastarse todo lo que tiene, para volver a ser pobre.

La creencia de los humanos de que todo lo que hay es suyo y puede disponer a su antojo, lo han llevado a desviar la evolución más que a protegerla.

La especie humana ha pretendido controlar el viento, el agua, la tierra, la vida, los animales, las plantas, y todo cuanto conoce. Pero no siempre se ha hecho de forma consciente y con proyección a futuro.

Actualmente, de todos modos, ha aumentado la tendencia a aprovechar los recursos y no a dominarlos. Generar energía aprovechando el sol, es más eficiente y amigable con el ambiente que contruir una represa, que interviene en el normal funcionamiento de la naturaleza, además de necesitar de cierta potencia, que depende de las lluvias, por poner un ejemplo.

Tanto si creemos que solo somos parte de la naturaleza, como si creemos que somos legitimos poseedores de todo lo que existe en el planeta tierra, podemos elegir cómo relacionarnos con ella.

Existen infinitas posturas frente a la naturaleza y el mundo en que vivimos, pero a grandes ragos debemos pensar en dos: el egocentrismo o el ecocentrismo. Dependerá dónde queremos pararnos y cómo queremos que sea nuestro paso por la tierra. Aún con nuestro ego de especie superior como eje y en la convicción de que somos más evolucionados, podemos ser compatibles con nuestro ambiente, sin perder poderío. Debemos elegir que deseamos ser: amos respetuosos y compasivos o depredadores de lo que tenemos, hasta que un dia no solo dejemos de ser los dueños, sino definitivamente, dejemos de existir.